prólogo
jaimito, jaimito
con tu cara pálida y mirada inocente,
tu suave piel y complexión desnutrida
siempre tan flaquito y con la dulce voz
de una salamandra, un colibrí, o un peluche
te recuerdo yendo a la escuela en el bus amarillo
con tu lonchera del hombre araña,
tus sánguches vegetarianos y jugo de toronja,
la cara de tu madre despidiéndote por las mañanas
y esperándote ansiosa por las tardes
tu amor por la naturaleza y por
los gatos del vecindario
tu sonrisa tímida, tu silencio general
y tu vocación por la taxidermia,
tu colección de bestias disecadas
bajo la cama
i
oh jaime sos un vasito
de agua
la suma de un millón de gotas
durmiendo en una copa
de vidrio
jaimito, yo te conozco
vení te invito una tortilla
tu piel es celofán
tu musculatura vegetal
contame cómo se siente
desafiar la gravedad a diario,
estar siempre a punto
de salir flotando
jaimito no estés triste
te juro que no sos bulímico,
vos lo sabés y lo sabe dios
ii: el día de la verdad
hoy en el recreo de la mañana jugábamos landa y no me comí el paquetito
de galletas chiky, al llegar a casa
las guardé en mi gaveta de calzoncillos porque
es la gaveta más sublime y también
la merienda siempre es más rica a la medianoche
mi sorpresa al encontrar
su integridad violentada
por una piara de hormigas oscuras
todas grotescas con sus antenas,
todas negras con su instinto
y sus seis patas
hoy me traicionó la naturaleza,
la madre tierra tan bonita
tan maternal de mis libros y mis profes
hoy mostró su lado salvaje, inclemente,
de legítima
hija de perra
iii: jaimito y las mariposas
jaimito, hiciste a tu madre llorar
el día que te atrapó coleccionando
mariposas sólo
para cortarles las alas, aún vivas
en tu mente les hacías un favor:
las devolvías a un estado más puro
de orugas pelonas
jaimito el minimalista
te ofendía eso de encerrarse
como cobardes en una crisálida
puras pupas
para luego salir a bufarle a la vida,
a las flores, a tu tormento
se retuercen de dolor y patalean,
agonizan mientras con tus huesudos dedos
les capás las alas
de un rápido tirón
te da asquito y placer
el líquido viscoso que emana del
tronco cercenado, las manos pegajosas,
lo gigantesco que te sentís
guardás las alas y las enterrás
en tumbas anónimas bajo el palo
de mango de tu patio trasero,
como todo un rasputín
caribeño
iv: jaimito y las tortugas
afila el machete, y silba un merengue
dominical
corre a la quebrada tosca y olorosa
reptando bajo la cerca, ganando acceso
al riachuelo perdido atrás del patio trasero
hoy es hábil cazador de tortugas.
hoy sale con ojos dulces y siniestros
saltando de roca en roca,
la corriente es lenta, muy lenta
y no se quiere mojar.
las tortugas ofrecen poca resistencia
les raja el cascarón con su guarizama
contundentemente
y va sacando a las criaturas desnudas
a broncearse, a conocer el mundo
les echa sal y limón y las ve zangolotearse
¡qué pasión de criaturas!
v: jaimito y franz
la primera erección oficial después
de leer la metamorfosis
le impactó, le excitó
el prospecto de levantarse convertido en escarabajo
o mejor aún
en cucaracha
la primera experiencia sexual premeditada
la mañana siguiente
se levantó encañonado a jugar landa congelada
y chiminicuarta
a buscar a sus amiguitos y vecinos,
convencido del poder y esplendor de sus nuevas alas
su bravo tórax
convencido de poder producir costras y granos blancos
con las antenas
el crujir de su abdomen
arrimándose y restregándose
por superficies planas y lisas
por superficies arrugadas
por llagas, cicatrices y múltiples orificios
por doquier
jaimito clavó un pablito
¿cuántos pablitos clavó jaimito?